jueves, 15 de julio de 2010

Reflexión

Ya son las 3 de la tarde y los efectos de un desayuno pobre y nada nutritivo están ya causándo sus secuelas. Hoy en la mañana desperté y tuve un incontenible deseo por volver al computador y volver a escribir un artículo de estos que me gustan escribir en este espacio, aunque no tenga demasiado sentido, después de todo creo que nadie los lee, pero no me importa. Ocupo este espacio sólamente como un medio para transmitir mis ideas, algunas veces reformistas o sólamente con ánimo de expresar mi opinión. Además siempre me ha parecido algo cómico, decir lo que pienso, porque como ya todos sabran, este mundo está lleno de gentes sin demasiado pensamiento, centrados en lo material, interesados en cosas sin sentido, bla bla, ya queda claro a que me refiero y además de expresar mi opinión me gusta hacerlo porque la mayoría de la gente de mi edad, tiene el chip metido en la cabeza de qué es la pubertad. Sólamente un período de tiempo dónde se supone que hay que "madurar", pero que al parecer la mayoría de la gente no lo hace, pero en fin. Vayamos al grano.

Hace bastante tiempo, mientras pensaba acostado en mi cama, esperándo que Morfeo me acogiera entre sus brazos. Buscaba en mi cabeza, en el revoltijo de ideas, algún tema en especial para poder publicar aquí. Y derrepente se me vino a la cabeza algo. Recordé que en algún lugar de mi casa, en algún rincón, estaría una pequeña libreta. Dónde acostumbraba cuando mas pequeño a escribir ideas (más o menos como un blog de papel). Y me acordé de un tópico en especial que había elegido. Las circustancias eran las siguientes. Ese mismo verano del año 2008 había ido de vacaciones a Santiago. Un típico viaje veraniego. Pero también por esas lejanas tierras de la capital tenía un deber. Yo y mi familia debíamos acudir al hospital a ver a la hermana de mi abuela, que estaba con un cáncer que la carcomía lentamente por dentro. Yo no la conocía mucho, una que otra instancia que habíamos hablado, pero nada que recordara mucho, no obstante sentía un cierto apego a ella. Mi mamá decía que eran los libros. Durante toda su vida ella se la había pasado leyendo montañas y montañas de libros. Yo con mi corta edad, ya tenía un cierto camino avanzado.
Siguiendo con la historia, mi mamá, mis dos hermanos y yo nos subimos al auto y fuimos rumbo al hospital. Caminamos un par de pasillos y subimos unas escaleras y llegamos a un piso copado de gente. Pero de entre la multitud apareció un grupo de personas, quiénes a pocos podía reconocer. Se nos acercaron y con algunas lágrimas en los ojos nos saludaron. Luego nos indicaron y entramos a un largo pasillo de paredes blancas. Doblamos a la izquierda en una puerta y nos encontramos en una sala con 3 camas a cada lado. Llegamos a la tercera de la fila izquierda y junto a la ventana estaba la "Licha" (la hermana de mi abuela como le decíamos) y sentada en el cobertizo de la cama y abuela. Cuando entramos la Licha sonrió y nos saludó a cada uno con un beso. Hablamos de la cotidianidad, nada nuevo, tratándo de no tocar nunca el tema de la muerte.
Pasamos un rato más y luego nos fuimos nuevamente al pasillo. De inmediato después de salir de la sala, vi a mi mamá romper en lágrimas y se va con la cabeza gacha, disimulándo su pena escaleras abajo a la cafetería. Yo trato de seguirla pero me detienen. "Déjala que se tome un tiempo"
Tiempo después de esta última visita y ya mi familia denuevo en la cotidianidad, recibimos la noticia de que la Licha había fallecido esa misma mañana. Cuando me enteré, sé que suena frío, pero sentí un leve atisvo de alivio, ya no sufriría más, eso si también un sentimiento de pena. Mi mamá luego de enterarse viajó a Santiago y esa misma noche me quedé solo con mi hermana y mi papá. Me acosté sin palabras y comenzé a pensar. Sin poder contenerme saqué mi libreta y escribí un corto texto. Sintiéndo esa extraña sensación de que uno algo tiene en la garganta. No recuerdo porque pero esa hoja la titulé como
"El doctor eutanásico"
. Hoy le eché una pequeña hojeada pero no pude captar la idea de que había escrito pero en pocas palabras es sobre qué es realmente la eutanasia. El acto palpable o las palabras. Quizás el lector frunca el ceño y no entienda a que me refiero, pero no se desespere. "El acto palpable" lo tomé como el hecho de, por ejemplo, tomar la jeringa e inyectar la dosis al paciente, lo equivalente de tomar una pistola y disparar a una persona. Y las palabras lo tomé como, el doctor diciéndole al paciente; "...señor, usted tiene una enfermedad incurable, le queda poco tiempo de vida...". Antes de seguir quiero aclarar que esto es sólamente mi opinión no tengo ánimo de ofender a nadie, nada de eso, sólamente quiero dar mi punto de vista sobre el tema.
Quizás los lectores
se queden aún con el ceño fruncido y no entiendan aún de que estoy hablando. Pero creo que quedará claro mientras prosiga con el artículo. Según la RAE la eutanasia viene del griego eu-thanatos, que significa "buena muerte" y la definición que se le da es; “Uso de procedimientos que, aplicados por personal médico a pacientes desahuciados, anticipan o provocan su muerte para evitarles sufrimientos extremos”. En mi opinión la definición está correcta, de eso no hay duda. Pero siempre hablándo sobre esto me queda una duda. ¿Qué hay de quiénes predicen la muerte y por lo tanto "atan" a sus paciente a su dominio? Quizás mucha gente piense; ¿Qué tiene esto que ver con la eutanasia?. Me explico. La gente casi siempre cuando está pensándo sobre este tema, se queda con dos posibilidades en cada mano.
1) Prefiero que me digan que voy a morir, para así poder prepararme mentalmente
2) Prefiero no enterarme y simplemente vivir la vida con continuidad.
Yo personalmente tomo la primera opción. Yo he escuchado gente que cuando le digo esto me proponen la idea, ¿Y qué si tienes una enfermedad terminal? ¿Te quedarás toda tu vida postrado en tu cama, esperándo que la muerte venga?
Y bueno, de eso la gente no se equivoca, realmente, esa es la realidad. Y es ahí dónde entro directamente al tema que decía antes de la ¿eutanasia de palabras?. No sé como explicarlo pero creo que me están siguiendo. Para mí la ese tipo de eutanasia es igual dañina como lo puede ser el acto, provocar la muerte. Ya que, lo que provoca es dejar al enfermo con la idea de que se va a morir, lo que generalmente conlleva a dejarlo en un hospital, entre cuatro paredes, recibiéndo todos los días un cóctel de pastillas sólamente con el deseo de los médicos, que su aplasar la agonía. Atrasar lo inevitable. No se qué es mejor. En todos los casos siempre habrá una solución distinta para cada caso y no es un dogma. Pero puedo asegurar de que éste tipo de eutanasia que he llamado así. Definitivamente es pasada por algo completamente sin importancia. No sé cual será la opinión del lector, pero es una interesante reflexión que cada uno puede hacer y sacar sus propias conclusiones.
Tohe

1 comentario:

Anónimo dijo...

Haz pensado que no siempre recae en los médicos el tomar decisiones sobre los pacientes terminales?
Me gustó mucho lo que escribiste.